miércoles, 5 de enero de 2011

De cómo viajar nos transforma la existencia

Esta es una historia común, sobre una persona común que hace cosas comunes. Si, es muy probable que al leer esto nadie más quiera seguir leyendo, pero realmente soy una persona muy sincera, normalmente no miento…excepto pequeñas mentiritas piadosas que no hacen daño a nadie, como por ejemplo un “¡me duele la panza!” los días que no quería ir al colegio, o ahora de grande un “no tenía crédito” cada vez que me olvido de contestar un mensaje.

Pero bueno, esas son cosas normales, y que en realidad no vienen al caso; solo me referí al hecho de las mentiritas “blancas”, como algunos dicen, para justificar el que este blog no tenga nada demasiado fuera de lo común.

Empecemos de nuevo entonces: es una historia común, sobre una persona común que hace cosas comunes. Es un relato de una rutina que transforma y determina el estado de ánimo durante todo el día, del momento en el cual acumulamos el 90% de nuestro cansancio y hastío cotidiano: el momento en el cual iniciamos la tremenda odisea de aventurarnos hacia nuestro trabajo, el instante en el cual tomamos el primer colectivo de una extensa combinación de transportes públicos en donde a pesar del sueño debemos mantenernos despiertos si no queremos que nos saquen hasta la tarjeta monedero para el subte, y el período de tiempo en el que calculamos que podremos acercarnos hasta la puerta del tren, o el antes mencionado subte, para de esa manera dar un paso más en ese “juego de la vida” que ponemos en funcionamiento de lunes a viernes, de 9 a 18 hs…o mejor dicho, de 7:30 a 19:30 hs…

Hay que tener en cuenta y registrar atentamente en nuestra memoria aquellas extensas horas que pasamos viajando. En mi caso, a simple vista me parecían horas perdidas. Hoy, dos meses después de haber comenzado la estresante vida del trabajador promedio, puedo decir que muchas de mis reflexiones mas "interesantes" nacen de mis horas estancadas en el Sarmiento o el subte A, horas que paso viajando para vivir (o mejor dicho, subsistir). En definitiva se trata de eso, de viajar para vivir, o para quienes tenemos un lugar de residencia lejano a nuestro espacio laboral, de vivir para viajar….

1 comentario:

  1. realmente es así Fer, esa odisea la padecí durante años!!!!!!!!!!!!!!!!!!! épocas difíciles por cierto!!!!!!!!!! de corridas, de cuidados, de salir por la ventanilla del Sarmiento, de seguir hasta Morón cuando tenía que bajar en Liniers, te felicito, tu relato es una pintura por mí vivida y por otros tantos que te van a entender muchísimoooooooooooooooooo!!!!!!!!!!
    han pasado ya más de 40 años y veo q esto no mejora, tampoco los "viajantes" mejoran, falta de educación por supuesto. Tuve oportunidad de viajar en trenes comunes en el extranjero y te puedo asegurar q fue un placer
    MI PREGUNTA Y MI REFLEXIÓN ES: "SI SE PUEDE VIAJAR BIEN, VIVIR BIEN, QUÉ NOS PASA Q NO LO LOGRAMOS?
    TE DEJO UN BESO GRANDE Y ESPERO QUE ALGUIEN ABRA EL FUEGO Y REFLEXIONEMOS JUNTOS.
    MI ÚLTIMO VIAJE EN TREN FUE LA SEMANA PASADA Y A PARTE DE DARME MIEDO, ME DIO MUCHA PENA
    GRACIAS POR DEJAR QUE ME EXPRESE EN TU ESPACIO

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