martes, 18 de enero de 2011

De cómo una chica de Ramos termina llamando a gallegos enfrente del Teatro Colón...(2da parte)


(...sigue...)Me levanté temprano, como la mayoría hace cada vez que se siente un poco nervioso por lo que enfrentará unas horas más tarde. Así y todo, es extremadamente difícil encontrar exactamente el horario para salir hacia un lugar desconocido; las páginas del estilo “Cómo viajo” pueden resultar muy útiles, pero además de no dar las mejores opciones para realizar el trayecto por no considerar a veces entre las posibilidades para viajar al Sarmiento (que es horrible pero completamente efectivo), no calculan bien el tiempo que pasa para llegar desde un lugar a otro. Así, cuando me enteré de que para llegar sólo debería tomar el tren y un colectivo, el 5, pensé que 40 minutos sería el tiempo máximo que emplearía para mi recorrido: grave error. Una hora y diez fue lo que tardé para arribar hasta el call center que me había empleado el día anterior.

Ahora bien…¿cómo es que un colectivo que tiene que transitar sólo un par de cuadras puede tardar lo mismo, o aún más del tiempo que ocupa el recorrido en tren desde la estación de Ciudadela hasta Once? Bueno, existen varias teorías acerca de este increíble suceso, historias que pueden tener que ver con la naturaleza misma de la fabulosa hazaña. Muchos podrían pensar que existe una especie de “agujero negro” que reduce el tiempo que transcurre desde que uno se sube al tren hasta llegar a Plaza Miserere, y que todos los obstáculos que se evitan en el recto recorrido de este transporte público se multiplican al momento de tomar el próximo vehículo para llegar a nuestro recinto laboral.

Puede además tener que ver con alguna forma de “justicia poética” o determinada especie de mandamiento divino, que establecería alguna premisa del estilo “No llegarás temprano aún saliendo al amanecer de tu hogar”.

Así como existen los diez mandamientos católicos, podríamos decir que existen los diez mandamientos para el viaje Ramos-Microcentro, y esos son:

Amarás al Sarmiento por sobre todas las cosas
No tomarás el 5 en vano, tarda mucho y no es sano
Santificarás la llegada del 132 (si es el de fuelle, mucho mejor)
Honrarás al boletero y a los asientos traseros
No empujarás
No te harás el dormido para no ceder el lugar
No robarás el asiento a tu prójimo
No sacarás boleto de menor tarifa de la correspondiente
No serás cómplice de aquellos que no dan el lugar a ancianas o embarazadas
10º No mirarás con recelo al que se desparramó en el asiento en el que te ibas a sentar


Concluyendo, puedo decir que lo mejor de haber trabajado en ese Call center fue el hecho de conocer de cerca la fachada del Teatro Colón, el darme cuenta de que nunca jamás en la vida volveré a mandar un currículum para trabajar en uno de esos recintos del terror (algún día me explayaré en cuanto a los detalles del trabajo), el entender que nunca es lo suficientemente temprano para salir del hogar hacia el trabajo (las contingencias del tráfico suelen arruinar nuestros maravillosos cálculos matemáticos acerca del tiempo empleado para llegar de un lugar a otro), y el saber que ningún trabajo, por más lindo y redituable que sea, logrará borrar mis ansias de estar cada fin de año arriba de un escenario bailando…gracias a comenzar a trabajar me dí cuenta que nunca voy a poder alejarme de mi primitiva pasión por la danza.

Siempre van a vivir en mí las fervientes ganas de crear coreografías, el deseo de ser “la seño” para un grupo de simpáticas nenas, y las ansias por dejar el alma en cada paso que realice frente a un expectante público…la danza es una parte fundamental de mi vida, que late cada vez más fuerte en mi corazón…

lunes, 17 de enero de 2011

De cómo una chica de Ramos termina llamando a gallegos enfrente del Teatro Colón...(1ra parte)


Al leer esto todos comenzarán a pensar: ¿qué le pasa a esta chica?¿cómo es que tiene tiempo para pensar tanta estupidez junta? y seguro muchos otros dirán ¿por qué Blogspot es tan libre como para que alguien pueda plasmar toda su insanía en un sitio público en Internet?. Pues bien, a todos esos cuestionamientos lo único que tengo para decir es: realmente no me interesa. Hay demasiados periodistas consagrados que plasman su estupidez en demasiados medios, se consolidan fuertemente como formadores de opinión pública, y provocan que las personas que los miran se vuelvan cada vez más idiotas. Para ellos no existe, o parece no existir ningún filtro; para mi tampoco debe existirlo, ya que mi estupidez es sana y no molesta a absolutamente nadie.

Hablé de los periodistas anteriormente porque yo misma soy una. De hecho, en poco tiempo me van a dar un papel bastante grandote y bastante caro, que certifica que yo me pasé cinco años estudiando en una universidad para llegar a ser “Licenciada en Comunicación Social” (nota aparte: este NO es el momento para aclarar las dudas de todos acerca de qué área abarca mi carrera, de qué se trata específicamente, y todas esas cosas que uno se pregunta en el momento que se entera de mi título).

Bueno, así y todo, y con un certificado en trámite que hace constar mi esfuerzo, les cuento que es bastante complicado encontrar un trabajo que tenga que ver con mi carrera. De hecho, es bastante complicado encontrar un trabajo. Punto.

Luego de meses y meses de buscar algún empleo que me permitiera al menos comprar los materiales para la facu (ahora estudio diseño gráfico), un día mi celular sonó para comunicarme que había sido seleccionada para tener una entrevista laboral, cuyo puesto a cubrir era el de telemarketer. No me interesaba demasiado el trabajo, lo que me gustaba era el horario: de 10:30 a 17 hs, me venía bárbaro. No tenía que madrugar para ir a trabajar, y me daba tiempo para seguir con mi vida, buscando un camino mucho menos monótono del que el trabajo me planteaba: llamar de forma incesante a una importante cantidad de gallegos para convencerlos de que tenían que cambiar de compañía telefónica, que al no hacerlo se estaban perdiendo de incontables beneficios que, por supuesto, eran pura farsa.

Fui a la entrevista sin demasiadas esperanzas, ya que algo de lo que no me puedo jactar es de ser habladora; de hecho, la comunicación oral no es mi fuerte. Nunca, de todas las veces que concurrí a esas espantosas entrevistas grupales donde les piden a todos los asistentes presentarse, y contarle a los demás la razón por la cual le atrae tanto participar de ese importante proyecto para el cual ha sido convocado, había quedado seleccionada.

Esta vez si, quien sabe por qué, y al día siguiente, y después de haber experimentado la dolorosa situación de dejar mi cable a tierra debido a la falta de tiempo que me implicaba este nuevo empleo (antes daba clases de danza), emprendí el viaje hacia mi nuevo trabajo. . .(continuará...)

lunes, 10 de enero de 2011

Nota aparte-Reflexiones de comienzo de año


Comenzar un nuevo año plantea el escenario perfecto para barajar y dar de nuevo, y de esa forma acomodar las cartas que obtuvimos en la mano anterior, empezar a planear estrategias y jugadas nuevas, métodos diferentes de juego que nos permitan cambiar el panorama y así ir acercándonos de alguna manera a ese estilo o plan de visa que alguna vez soñamos para nuestra existencia.
A la hora de encontrarnos en ese punto, ese "31 de diciembre" en el cual comúnmente nos permitimos mirar hacia atrás, y nos reprochamos o nos felicitamos por todo aquello que hicimos durante el año, finalmente obtenemos el mapa que necesitamos para saber dónde estamos parados, y qué páginas escribimos de nuestra historia, por lo que también obtenemos alguna idea acerca de cómo seguirían esas páginas de nuestra historia personal en caso de seguir en la misma ruta. Eso también quiere decir que ubicarnos en ese punto nos pone en una disyuntiva trascendental, en donde la decisión a tomar será el hecho de elegir nuevamente aquel sendero por dónde transitamos, o apostar por algo nuevo y desconocido que cambie radicalmente la forma de vivir nuestra existencia.
Por supuesto, esta elección de caminos está tremendamente simplificada, ya que existen mil y una formas de cambiar o permanecer.
Nadie, absolutamente nadie tiene en su poder "la verdad de la milanesa". Las certezas o los errores de la vida son simples concepciones humanas ya que, como muchas veces he repetido, "todo es relativo". Sí, tan relativo como la teoría de los colores de mi amiga Mariana, quien asegura y perjura el hecho de que cada persona tiene una diferente concepción del color, pero por convención universal lo llamamos de la misma forma. Por eso, la "vida color de rosa" de alguien puede teñirse de negro según mi perspectiva y por eso mi camino perfecto puede ser el infierno para quien esté al lado mio. Por eso nada es bueno o malo, simplemente "ES", con su propia naturaleza, con su propio sentido, y eso puede ser extraordinario o espantoso según el cristal de los anteojos con los cuales miremos.
Por eso, mi resolución de este año nuevo tiene que ver con eso, con encontrar mi camino "color de rosa" (si, aunque para otros sea negro), con reunirme nuevamente con mi esencia, con aquella chica que se la pasaba escribiendo cuentos y dibujando , con esa que bailaba sobre un escenario y renovaba segundo tras segundo su alma. Quiero redescubrir esas cosas que componen mi "yo" y exteriorizarlo de la mejor manera posible, quiero encontrar finalmente mi veta y encontrarme en cada cosa que haga, en cada escrito, en cada dibujo, en cada baile o canción.
Quiero transformar la mochila pesada de la incertidumbre en un producto de mi propio ser. Quiero encontrar mi propia ruta, "vivir atormentada de sentido", y sentirme fuerte, aunque realmente no lo sea.





(...Reflexiones luego de ver la película "Into the Wild")

miércoles, 5 de enero de 2011

De cómo viajar nos transforma la existencia

Esta es una historia común, sobre una persona común que hace cosas comunes. Si, es muy probable que al leer esto nadie más quiera seguir leyendo, pero realmente soy una persona muy sincera, normalmente no miento…excepto pequeñas mentiritas piadosas que no hacen daño a nadie, como por ejemplo un “¡me duele la panza!” los días que no quería ir al colegio, o ahora de grande un “no tenía crédito” cada vez que me olvido de contestar un mensaje.

Pero bueno, esas son cosas normales, y que en realidad no vienen al caso; solo me referí al hecho de las mentiritas “blancas”, como algunos dicen, para justificar el que este blog no tenga nada demasiado fuera de lo común.

Empecemos de nuevo entonces: es una historia común, sobre una persona común que hace cosas comunes. Es un relato de una rutina que transforma y determina el estado de ánimo durante todo el día, del momento en el cual acumulamos el 90% de nuestro cansancio y hastío cotidiano: el momento en el cual iniciamos la tremenda odisea de aventurarnos hacia nuestro trabajo, el instante en el cual tomamos el primer colectivo de una extensa combinación de transportes públicos en donde a pesar del sueño debemos mantenernos despiertos si no queremos que nos saquen hasta la tarjeta monedero para el subte, y el período de tiempo en el que calculamos que podremos acercarnos hasta la puerta del tren, o el antes mencionado subte, para de esa manera dar un paso más en ese “juego de la vida” que ponemos en funcionamiento de lunes a viernes, de 9 a 18 hs…o mejor dicho, de 7:30 a 19:30 hs…

Hay que tener en cuenta y registrar atentamente en nuestra memoria aquellas extensas horas que pasamos viajando. En mi caso, a simple vista me parecían horas perdidas. Hoy, dos meses después de haber comenzado la estresante vida del trabajador promedio, puedo decir que muchas de mis reflexiones mas "interesantes" nacen de mis horas estancadas en el Sarmiento o el subte A, horas que paso viajando para vivir (o mejor dicho, subsistir). En definitiva se trata de eso, de viajar para vivir, o para quienes tenemos un lugar de residencia lejano a nuestro espacio laboral, de vivir para viajar….